jueves, 30 de marzo de 2017
miércoles, 29 de marzo de 2017
PELOS
-¡Oh, madre! ¡Me ha salido un pelo!- dijo un pequeño surubí. En efecto, una mañana de junio de mil novecientos y pico un jovencísimo surubí que nadaba como todos los días en el Río de la Plata se descubrió un pelo en la cabeza.La madre se sorprendió bastante porque -ya se sabe- los peces no tienen pelos. Pero, como hacen todas las madres, enseguida lo mandó a peinarse y listo. Así empezó la mayor rareza de la historia peluda y acuática. Porque ese pelo era apenas el principio de muchos otros pelos que vendrían. Y no solo para el surubí, sino para todos los demás peces del río.La causa era bien simple. El marinero de un remolcador había volcado en el agua, por accidente, un frasco de tónico capilar. El pobre ni se imaginó las novedades que eso iba a producir en el fondo del río.A los sábalos les salió una melena enrulada. A los dorados una cabellera larga y lacia. Los patíes y los pejerreyes empezaron a peinarse con flequillo.Al principio se sentían raros con la nueva facha, pero después todo el mundo estaba encantado con sus pelos. Las hijas más chicas de una familia de dientudos salían de paseo con trenzas. Las palometas y las viejas se hicieron permanentes.Nadie hablaba de otra cosa. -¡Qué bien te queda el brushing, Ernestina! – Le decía una boga a su amiga-. Yo hoy tengo el pelo horrible con tanta humedad.Y también: -¡Papá, quedé ciego!- No, nene. Es el pelo que no te deja ver- protestaba el pacú-Ñata-; ¿a este chico lo dejan entrar así a la escuela? En cada esquina había una peluquería.Y en cada peluquería los peces se ondulaban, se alisaban, se cortaban, se estiraban, se teñían, se afeitaban, todo mientras leían revistas. Entre los juncos crecieron grandes fábricas de peines, peinetas y gorras de baño; de champúes y fijadores; de vinchas, hebillas y secadores de pelos.Pero nada dura en esta vida… Y un día todo terminó como había empezado. Una señora que volvía del Delta en una lancha colectivo dejó caer en el agua un frasco de crema para depilarse. Destapado, el frasco. Y ahí fue cuando los hermosos pelos empezaron a desprenderse de las cabezas.Primero vinieron las calvicies y poco a poco avanzó la peladez. El disgusto de los peces fue enorme. Era lógico: habituados ya a sus melenas, se veían feos sin ellas.Y no había peluca que parara semejante desastre. Muchos, para disimular, se raparon la cabeza y se hicieron punkies o cantantes de rock pesado.El único que conservó restos de la era pelosa fue el bagre, que aún hoy tiene bigotes. Así, los peces volvieron a ser lo que han sido siempre: calvos como huevos.Pero todavía hoy siguen sin entender qué les pasó y por qué los pelos son cosas que aparecen y desaparecen tan locamente. Por eso, para evitarles problemas, es mejor no tirar cosas raras al río.
Ema Wolf, en Pelos y Pulgas, Buenos Aires, Colihue, 1989
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Este texto trata de | |||||
martes, 28 de marzo de 2017
MATILDA
MATILDA (fragmento)
Fred era un amigo de Matilda. Era un niño de seis años que vivía a la vuelta de la esquina y llevaba muchos días explicándole lo buen hablador que era el loro que le había regalado su padre.
(…)
—Es fabuloso —admitió Matilda—. ¿Me lo dejarías una noche?
—No —contestó Fred—. Desde luego que no.
—Te daré mi paga de la semana que viene —dijo Matilda.
Eso era otra cosa. Fred lo pensó unos segundos.
—De acuerdo —dijo—, si prometes devolvérmelo mañana.
Matilda regresó tambaleándose a su casa desierta, llevando la jaula con ambas manos.
(…)
Esa noche, mientras la madre, el padre, el hermano y Matilda cenaban como de costumbre en la sala de estar, frente a la televisión, llegó del comedor, a través del vestíbulo, una voz fuerte y clara. Dijo: «¡Hola, hola, hola!».
— ¡Harry! —exclamó sobresaltada la madre, poniéndose blanca—. ¡En la casa hay alguien! ¡He oído una voz!
— ¡Yo también! —dijo el hermano.
Matilda se puso en pie de un salto y apagó el televisor.
— ¡Chiss! —ordenó—. ¡Escuchen!
Todos dejaron de comer y se quedaron muy tensos, con el oído atento.
De nuevo escucharon la voz:
— ¡Hola, hola, hola!
— ¡Está ahí! —exclamó el hermano.
— ¡Son ladrones! —susurró la madre—. ¡Están en el comedor!
—Creo que sí —dijo el padre, sin moverse.
— ¡Ve, pues, y atrápalos, Harry! —susurró la madre—. ¡Sorpréndelos con las manos en la masa!
El padre no se movió. Al parecer no tenía ninguna prisa por salir y convertirse en un héroe. Su rostro se había vuelto gris.
— ¡Vamos, hazlo! —chistó apremiante la madre—. ¡Probablemente estén buscando la plata!
El marido se secó nerviosamente los labios con su servilleta.
— ¿Por qué no vamos todos y miramos? —propuso.
—Vamos entonces —dijo el hermano—. Vamos, mamá.
—No hay duda de que están en el comedor —susurró Matilda—. Estoy segura de que están allí.
La madre agarró un atizador del fuego. El padre, un palo de golf que había en un rincón. El hermano agarró una lámpara de mesa, arrancando la clavija del enchufe. Matilda empuñó el cuchillo con el que estaba comiendo y los cuatro se dirigieron a la puerta del comedor, manteniéndose el padre bien detrás de los otros.
— ¡Hola, hola, hola! —dijo otra vez la voz.
— ¡Vamos! —gritó Matilda, e irrumpió en la habitación blandiendo el cuchillo—.
¡Manos arriba! —gritó—. ¡Los hemos sorprendido!
—Es fabuloso —admitió Matilda—. ¿Me lo dejarías una noche?
—No —contestó Fred—. Desde luego que no.
—Te daré mi paga de la semana que viene —dijo Matilda.
Eso era otra cosa. Fred lo pensó unos segundos.
—De acuerdo —dijo—, si prometes devolvérmelo mañana.
Matilda regresó tambaleándose a su casa desierta, llevando la jaula con ambas manos.
(…)
Esa noche, mientras la madre, el padre, el hermano y Matilda cenaban como de costumbre en la sala de estar, frente a la televisión, llegó del comedor, a través del vestíbulo, una voz fuerte y clara. Dijo: «¡Hola, hola, hola!».
— ¡Harry! —exclamó sobresaltada la madre, poniéndose blanca—. ¡En la casa hay alguien! ¡He oído una voz!
— ¡Yo también! —dijo el hermano.
Matilda se puso en pie de un salto y apagó el televisor.
— ¡Chiss! —ordenó—. ¡Escuchen!
Todos dejaron de comer y se quedaron muy tensos, con el oído atento.
De nuevo escucharon la voz:
— ¡Hola, hola, hola!
— ¡Está ahí! —exclamó el hermano.
— ¡Son ladrones! —susurró la madre—. ¡Están en el comedor!
—Creo que sí —dijo el padre, sin moverse.
— ¡Ve, pues, y atrápalos, Harry! —susurró la madre—. ¡Sorpréndelos con las manos en la masa!
El padre no se movió. Al parecer no tenía ninguna prisa por salir y convertirse en un héroe. Su rostro se había vuelto gris.
— ¡Vamos, hazlo! —chistó apremiante la madre—. ¡Probablemente estén buscando la plata!
El marido se secó nerviosamente los labios con su servilleta.
— ¿Por qué no vamos todos y miramos? —propuso.
—Vamos entonces —dijo el hermano—. Vamos, mamá.
—No hay duda de que están en el comedor —susurró Matilda—. Estoy segura de que están allí.
La madre agarró un atizador del fuego. El padre, un palo de golf que había en un rincón. El hermano agarró una lámpara de mesa, arrancando la clavija del enchufe. Matilda empuñó el cuchillo con el que estaba comiendo y los cuatro se dirigieron a la puerta del comedor, manteniéndose el padre bien detrás de los otros.
— ¡Hola, hola, hola! —dijo otra vez la voz.
— ¡Vamos! —gritó Matilda, e irrumpió en la habitación blandiendo el cuchillo—.
¡Manos arriba! —gritó—. ¡Los hemos sorprendido!
Los otros la siguieron, agitando sus armas. Luego se detuvieron. Miraron a su alrededor. Allí no había nadie.
—Aquí no hay nadie —dijo el padre, con gran alivio.
— ¡Yo lo oí, Harry! —chilló la madre, que aún temblaba—. Está aquí, en alguna parte —añadió, y empezó a buscar detrás del sofá y de las cortinas.
En ese momento volvió a oírse la voz, ahora suave y fantasmal.
— ¡No fastidies! —dijo—. ¡No fastidies!
Dieron un salto, asustados, incluso Matilda, que era una buena actriz. Miraron a su alrededor. No había nadie.
—Es un fantasma —afirmó Matilda.
— ¡Que el cielo nos valga! —gritó la madre, agarrándose al cuello de su marido.
— ¡Claro que es un fantasma! —dijo Matilda—. ¡Yo lo he escuchado antes! Esta habitación está encantada. Creía que lo sabíais.
— ¡Sálvanos! —gritó la madre, casi estrangulando a su marido.
—Yo me voy de aquí —dijo el padre, más gris aún. Salieron todos, cerrando la puerta tras ellos.
A la tarde siguiente, Matilda se las arregló para rescatar de la chimenea un loro bastante manchado de hollín y malhumorado y sacarlo de la casa sin ser vista. Salió por la puerta trasera y lo llevó, sin dejar de correr, a casa de Fred.
—Aquí no hay nadie —dijo el padre, con gran alivio.
— ¡Yo lo oí, Harry! —chilló la madre, que aún temblaba—. Está aquí, en alguna parte —añadió, y empezó a buscar detrás del sofá y de las cortinas.
En ese momento volvió a oírse la voz, ahora suave y fantasmal.
— ¡No fastidies! —dijo—. ¡No fastidies!
Dieron un salto, asustados, incluso Matilda, que era una buena actriz. Miraron a su alrededor. No había nadie.
—Es un fantasma —afirmó Matilda.
— ¡Que el cielo nos valga! —gritó la madre, agarrándose al cuello de su marido.
— ¡Claro que es un fantasma! —dijo Matilda—. ¡Yo lo he escuchado antes! Esta habitación está encantada. Creía que lo sabíais.
— ¡Sálvanos! —gritó la madre, casi estrangulando a su marido.
—Yo me voy de aquí —dijo el padre, más gris aún. Salieron todos, cerrando la puerta tras ellos.
A la tarde siguiente, Matilda se las arregló para rescatar de la chimenea un loro bastante manchado de hollín y malhumorado y sacarlo de la casa sin ser vista. Salió por la puerta trasera y lo llevó, sin dejar de correr, a casa de Fred.
Matilda (fragmento)
Roald Dahl
Santillana Ediciones generales, S.L. Alfaguara – 2005
Roald Dahl
Santillana Ediciones generales, S.L. Alfaguara – 2005
Al escuchar las voces, la madre de Matilda se sintió | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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jueves, 23 de marzo de 2017
martes, 21 de marzo de 2017
REESCRITURA
Desde principio del año hemos estado estudiando la Unidad "2017: Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo".
En la playa de Punta del Este hubo una mega fiesta de la Cerveza y no respetaron la Naturaleza.
El turismo sostenible es la actividad económica de bienes y de servicios que respetan el cuidado de pertenencias y ecosistemas del lugar.
Tiraron botellas, latas y papeles que contaminaron y dañaron las dunas.
Turismo Sostenible significa: cuidar, proteger y sostener la riqueza de la Naturaleza del lugar visitado.
El turista no cuida, ensucia y contamina no es Turismo Sostenible.
El Turismo Sostenible permite disfrutar sin destruir y permitir que otras generaciones puedan disfrutar de esos lugares hermosos.
El Turismo Sostenible permite mantener la solidaridad y la paz entre los países.
Luego de leer este texto, ordena las ideas y agrégale los conectores correspondientes.
Posibles conectores a usar:
por eso- para que eso- por ejemplo- cuando- sin embargo- también-
En la playa de Punta del Este hubo una mega fiesta de la Cerveza y no respetaron la Naturaleza.
El turismo sostenible es la actividad económica de bienes y de servicios que respetan el cuidado de pertenencias y ecosistemas del lugar.
Tiraron botellas, latas y papeles que contaminaron y dañaron las dunas.
Turismo Sostenible significa: cuidar, proteger y sostener la riqueza de la Naturaleza del lugar visitado.
El turista no cuida, ensucia y contamina no es Turismo Sostenible.
El Turismo Sostenible permite disfrutar sin destruir y permitir que otras generaciones puedan disfrutar de esos lugares hermosos.
El Turismo Sostenible permite mantener la solidaridad y la paz entre los países.
Luego de leer este texto, ordena las ideas y agrégale los conectores correspondientes.
Posibles conectores a usar:
por eso- para que eso- por ejemplo- cuando- sin embargo- también-
lunes, 20 de marzo de 2017
La Escuela
La escuela
Son las niñas de hoy, las hijas tiernas
Que el ala maternal cubre y calienta;
Las madres de mañana, en cuyo espíritu
Y en cuyo corazón la escuela siembra.
Son los niños de hoy, los hijos tiernos
Que aún bajo el palio paternal caminan;
Y son los ciudadanos de mañana,
Que en la escuela se forman a la vida…
Con ellos viene el porvenir: ¡miradlo!
El porvenir con sus brillantes galas:
¡Para los oprimidos, el consuelo!
¡Para los abatidos, la esperanza!
¡Foco inmenso de luz, astro divino
Que iluminas el cielo de la patria!
¡Fuentes de paz, de bienestar, de gloria:
Redentora del mundo, marcha, marcha!
José Pedro Varela
jueves, 9 de marzo de 2017
TURISMO SOSTENIBLE
Definición de turismo sostenible
Aquellas
actividades turísticas respetuosas con el medio natural, cultural y social, y
con los valores de una comunidad, que permite disfrutar de un positivo
intercambio de experiencias entre residentes y visitantes, donde la relación
entre el turista y la comunidad es justa y los beneficios de la actividad es
repartida de forma equitativa, y donde los visitantes tienen una actitud
verdaderamente participativa en su experiencia de viaje.
En
el fondo no es más que una aplicación inteligente del principio de Desarrollo
Sostenible:
"El desarrollo que satisface las necesidades de la generación
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades"
Se
define también como "la actividad económica productora de bienes y
servicios que, respetando los limites físicos del espacio en que se desarrolla
y los psíquicos de los habitantes y demás actores, son destinados a quienes
deciden desplazarse temporal y voluntariamente fuera del lugar de residencia
habitual sin incorporarse al mercado de trabajo del lugar de destino, con
motivo o no de recreación. Capece, G. 1997)"
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