viernes, 8 de abril de 2016

Seres Extraños en el Mar

Un prisionero de otro campamento guaraní les había contado que un día, hacía tiempo, cuando avanzaban por los cerros de arena frente al agua grande, habían visto una montaña frente al horizonte.
Esa montaña creció y creció, acercándose más y más, hasta que escondidos y llenos de pavor, pudieron ver a unos seres extraños y blancos, con pelos en la cara como los carpinchos. Ellos brillaban bajo el sol, con un brillo nuevo, una luz que hacía daño a los ojos cuando se movían.
Entonces todos supieron que se trataba de algo desconocido, seres salidos del agua. Ni siquiera estaban seguros de qué eran aquellos extraños, si eran hombres igual que ellos o bestias. Así que esperaron en silencio y se prepararon. De a poco fueron rodeando la arena y los bosques y siguieron esperando.
Los hombres con pelos en la cara llegaron a la costa en pequeñas lanchas y cuando
pusieron pie sobre la arena, cuando sus cuerpos brillaron otra vez con esa luz terrible, se lanzó el ataque.
El combate fue feroz. Los hombres pálidos hacían sonar truenos con unos palos que traían, pero la lluvia de flechas, las lanzas que volaban desde todas partes, los hicieron caer uno a uno, hasta que la arena quedó roja y aquel cerro de madera que flotaba más allá de la rompiente comenzó a alejarse de la costa.
Los cuerpos fueron cargados hasta el campamento como prueba de la existencia de esos demonios de mar. Los extraños, venidos de la nada, habían muerto y sus cuerpos serían comidos.

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